Procesos de reflexión estratégica con redes:

Hacer un alto en la labor institucional para pensar de manera estratégica en el impacto que queremos lograr y cómo lo estamos haciendo, implica una inversión importante de tiempo, coordinación interna y recursos. Si lo hacemos para una red o colectiva que no cuenta con una estructura institucional definida y que comparte el liderazgo, el ejercicio es más complejo. 

Apuntes y aprendizajes desde la facilitación
Por Anna Langheinrich

Hacer un alto en la labor institucional para pensar de manera estratégica en el impacto que queremos lograr y cómo lo estamos haciendo, implica una inversión importante de tiempo, coordinación interna y recursos. Si lo hacemos para una red o colectiva que no cuenta con una estructura institucional definida y que comparte el liderazgo, el ejercicio es más complejo. 

Muchas veces, estas redes o colectivas tienen una visión compartida, pero no cuentan con una estrategia colectiva para alcanzarla. La herramienta metodológica con la que trabajamos es la misma: Teoría del Cambio. Sin embargo, diseñar procesos de reflexión estratégica para redes y colectivas implica considerar varios aspectos que queremos compartir en las siguientes líneas. 

¿Qué diferencias entran en juego al momento de diseñar un proceso de visión estratégica con redes y colectivas?

Las redes y colectivas tienen particularidades que agregan una capa de complejidad a los procesos de planeación estratégica de las que hay que ser consciente:

 
  • Las redes están compuestas por personas y relaciones. Aunque lo mismo ocurre con las organizaciones, éstas, en su mayoría cuentan con una estructura definida (no necesariamente jerárquica). Ls redes no, o por lo menos estas jerarquías suelen ser implícitas. Por lo tanto, cualquier diseño de proceso tiene que fortalecer las relaciones y confianza entre las partes interesadas.
  • Las redes muchas veces funcionan de manera descentralizada, poco controlada y emergente. Las redes son espacios de construcción colectiva, donde participan entes complejos. Suelen tener muchos integrantes en diferentes países o zonas horarias, con modos diversos de ver y experimentar el mundo. En muchos casos, responden a una coyuntura determinada, más que a un proceso de planeación. Además, son espacios abiertos con conversaciones multidireccionales, en lugar de una comunicación basada en procesos bien definidos, a partir de roles y responsabilidades, como normalmente ocurre en las organizaciones. 
  • Las motivaciones de las y los integrantes que forman parte de una red no necesariamente son las mismas, cambian en el tiempo y no siempre están alineadas. A esto se suma que, para la mayoría de sus integrantes, el tiempo que cada una dedica a la red es trabajo adicional a su quehacer cotidiano institucional.

Entonces, ¿cómo diseñar un proceso de visión estratégica para una red?

Nuestros aprendizajes después de haber acompañado a diferentes redes y colectivas son los siguientes: 

 
  • Diseñar el proceso de manera transparente, participativa y colaborativa para que todas las integrantes tengan oportunidad de intervenir. Es necesario implementar procesos horizontales en los cuales las personas participantes tengan el mismo peso. Lo anterior, independientemente del nivel jerárquico que tengan en la organización o si están representando a una organización nueva o una que tiene muchos años en la red. Como facilitadoras de estos procesos hay que diseñar diferentes mecanismos de participación, lo cual implica un trabajo arduo de sistematización y síntesis.
  • Más que preocuparse por las respuestas, hay que enfocarse en las preguntas correctas que guíen la reflexión de la red. Plantear las preguntas adecuadas no sólo fomentará el pensamiento estratégico, sino motivará una participación constructiva y fortalecerá el sentido de pertenencia a la red. Aunque las conversaciones suelen ser más complejas, a la vez son más ricas. Lo anterior debido a que involucran visiones e interpretaciones de diferentes contextos ⎯local, nacional, regional, e incluso global. Como facilitadoras de estos procesos, parte de nuestro trabajo es identificar coincidencias y puntos en común entre las distintas perspectivas de quienes participan. Desde una perspectiva como externas, apoyamos al grupo a que estas coincidencias se hagan evidentes para que a partir de esto puedan construir una visión compartida. 
  • Hay que dedicarle tiempo suficiente a estos procesos. Estas reflexiones no se pueden hacer en un par de semanas, sobre todo, cuando se trata de redes internacionales. Además, hay que tomar las decisiones logísticas, en función del proceso y de las posibilidades de las personas que participan, al momento de diseñar los espacios de discusión, algunas preguntas que es pertinente responder al plantear las sesiones de reflexión son: ¿serán encuentros virtuales, híbridos o presenciales?, ¿cuál será su duración y en qué horario?, ¿qué herramientas se usarán para difundir información importante?
  • Hay que construir relaciones. Para que estos procesos cumplan con sus objetivos, es importante abrir espacios para que las personas que participan en la reflexión se conozcan, pues quizá nunca se han visto. Estas actividades generarán confianza y ayudarán a tener una mejor comunicación; 
  • Incorporar espacios de evaluación para saber cómo las participantes perciben el proceso. El diseño de estos procesos supone lograr los mejores escenarios posible, sin embargo, también hay considerar alternativas para afrontar contingencias que puedan presentarse. Los contratiempos en estos procesos son normales y hay que aprender, ser flexibles y adaptarse.
  • Guiar las conversaciones para que se logren acuerdos concretos y a productos tangibles. Es importante evitar reflexiones abstractas o demasiado teóricas y centrarse en la consecución de acuerdos tangibles y resultados concretos, de lo contrario se genera frustración y cansancio. Contar de inicio con un plan de trabajo ayudará a tener claros los objetivos del proceso y permitirá a cada integrante de la red definir su rol y responsabilidades.
  • Diseñar un mecanismo ágil de toma de decisiones. Esto significa priorizar el consentimiento (consent) sobre el consenso. En caso contrario, los cuellos de botella en la toma de decisiones pondrían en riesgo el avance del proceso de visión estratégica. 

Dicho todo esto, ¿para las redes vale la pena dedicar tiempo y recursos al pensamiento estratégico?

Si, totalmente. Cuando las participantes dedican tiempo a la visión estratégica aclaran sus metas y objetivos. Al final de día, las redes y colectivas se forman, porque tienen una lucha en común y buscan resultados concretos. Aunque las motivaciones de sus integrantes pueden ser distintas, existe claridad en el valor de la red: cada integrante contribuye desde su experiencia, visión y valores. 

Además, este tipo de procesos tienen un resultado más allá del objetivo inicial ⎯que normalmente es la visión o el plan estratégico de la red⎯: la construcción de colectividad, conexión entre las personas participantes, así como una sensación de corresponsabilidad mediante la creación de vínculos y acuerdos basados en la confianza, lo cual no sólo contribuye a la consecución de los objetivos de la red o colectivo, sino que fortalece a sus integrantes.