Monitoreo, aprendizaje y evaluación (MEL) son palabras que usamos con frecuencia en nuestro trabajo desde la sociedad civil, pero ¿sabemos realmente lo que significan? Sigue leyendo, y descubrirás la diferencia entre estos tres conceptos, que son básicos para nuestro trabajo como organización de la sociedad civil.
Primer concepto del MEL: monitoreo
Seguimiento claro
El monitoreo sirve para darle seguimiento a nuestras actividades y asegurar que nuestros planes se van implementando de forma correcta. El monitoreo se refiere a la forma en que dentro de nuestras organizaciones llevamos registro de nuestras actividades.
La intención del monitoreo es asegurarnos de que lo que hemos planeado se está cumpliendo y que estamos alcanzando nuestras metas. Esto es importante, porque necesitamos mantener control de todo el funcionamiento de nuestras actividades y asegurarnos de que no nos desviamos de nuestros objetivos estratégicos.
El área encargada de llevar a cabo esta función suele ser Desarrollo Institucional.
Segundo concepto del MEL: evaluación
Evaluar para crecer
La evaluación es el conjunto de metodologías que nos permiten saber si los objetivos de un proyecto o programa se están cumpliendo. También puede darnos información sobre el funcionamiento interno de las organizaciones o las instituciones.
A diferencia del monitoreo, la evaluación es un conjunto de metodologías que nos ayudan a:
- Discernir los resultados concretos de nuestras actividades;
- Conocer en qué medida nos hemos acercado al logro de nuestros objetivos de incidencia y a nuestros propios objetivos de fortalecimiento interno;
La evaluación debe darnos evidencia para medir esos logros y explicarnos los factores que nos llevaron a alcanzarlos.
Las evaluaciones pueden ser sobre nuestro propio trabajo, también sobre acciones de política pública o sobre nuestras agendas de incidencia.
Tercer concepto del MEL: aprendizaje
¿Qué conocimientos adquirimos para la mejora continua?
El aprendizaje se refiere a que los resultados del monitoreo y evaluación nos aporten evidencia para identificar nuestras lecciones aprendidas y que éstas sean un insumo para la mejora. Es un componente que se añadió recientemente a la reflexión sobre la evaluación.
Se basa en la necesidad de detenernos a reflexionar el para qué de las actividades de evaluación. Es decir, ¿para qué queremos evaluar y monitorear? La respuesta inmediata es para conocer y para saber qué tan bien hemos hecho lo que hemos hecho. Además, necesitamos saberlo con evidencia sólida. Es decir, que no deje lugar a dudas de que los resultados que alcanzamos son atribuibles a nuestro trabajo.
Objetivos del Aprendizaje
Los resultados de la evaluación deben servirnos también para aprender y para innovar:
- Aprender de los aciertos y de los errores que tuvimos en el camino nos ayuda a hacer mejor las cosas y a ser cada vez más estratégicos;
- Innovar y lograr cada vez mejores resultados. Es decir, aquello que ya hacemos bien, ¿cómo lo podemos mejorar? Y aquello que no está funcionando a la perfección, ¿qué ajustamos para lograr lo que buscamos?
Tradicionalmente, la evaluación como disciplina había estado en manos de los actores públicos o privados. Sin embargo, en la defensa y promoción de los derechos humanos desde la sociedad civil también hay un espacio muy importante para el Monitoreo, Aprendizaje y Evaluación (MEL) de nuestras acciones para fortalecer la democracia y promover una sociedad más justa e igualitaria.
Cada organización o institución puede enfrentarse a retos distintos y la forma que cada una define para lograr el impacto también puede ser diferente. Sin embargo, para todas es prioridad conocer y tener evidencia de si la huella imaginada está siendo marcada de forma suficientemente profunda.
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