Al hablar de “estrategia para la incidencia” surgen varias dudas, la primera y más importante suele ser: ¿A qué nos referimos con “incidir”? Incidir es la capacidad de influir en alguien para que cambie lo que hace.
Para las organizaciones, la incidencia es muchas veces la razón de nuestro trabajo. Al no ser los afectados directos de algunas acciones de los gobiernos, no tenemos facultades ni poderes legales para lograr por nosotras mismas los cambios que nos proponemos. Otras organizaciones acompañamos a personas y, entonces, incidimos en ellas.
Por ello, para las organizaciones de la sociedad civil, la incidencia puede ser:
Influir en los gobiernos para que hagan mejor su trabajo o para que hagan cosas que no hacen y que sí deberían hacer
Por ejemplo, si lo que buscamos es cambiar el marco normativo para asegurar un derecho o estamos buscando que se asigne más presupuesto a algún tema en particular, entonces una estrategia para la incidencia debe influir en los integrantes del Congreso. Para que incluyan en su agenda legislativa la discusión del tema que nos interesa.
Si lo que queremos es que los gobiernos cumplan cabalmente con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, debemos identificar a los servidores públicos responsables de estas responsabilidades y mostrarles buenas prácticas de otros países para mejorar sus procesos y planes en esta materia.
Una estrategia para la incidencia también puede relacionarse con los agentes de cambio
Los agentes de cambio pueden ser organizaciones o personas que tienen influencia directa para generar cambios sociales. Por ejemplo, los colectivos de víctimas de violaciones a derechos humanos o grupos de mujeres. En este caso, la estrategia para la incidencia puede ir enfocada a:
- Capacitarles en el conocimiento exhaustivo del marco normativo que regula el ejercicio y defensa de sus derechos;
- Acompañarles en el fortalecimiento de sus capacidades;
- Apoyarles en diseñar sus modelos de organización;
- Ampliar su presencia en foros y espacios de toma de decisión.
¿Cómo hacer una buena estrategia para la incidencia?
Cada caso es especial, por lo que una estrategia para la incidencia debe adaptarse a cada organización. Sin embargo, existen ciertos aspectos que deben estar presentes. Estos suelen ser de gran ayuda para avanzar rápido y con eficiencia en el proceso de incidencia.
Un buen análisis de contexto
Toda estrategia para la incidencia parte de un análisis profundo para entender qué oportunidades y retos hay en el entorno para lograr los cambios que queremos. Las preguntas para hacernos en este punto son:
- ¿Quiénes son los actores y agentes de cambio que son los responsables directos de lograr los cambios?
- ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades del marco normativo que regula el ejercicio y la defensa de los derechos o acciones sobre las que queremos influir?
- ¿Cuál es la postura del gobierno sobre este tema?
- ¿Qué actores están a favor de los cambios?
- ¿Quiénes están en contra?
- ¿Qué tan factible es que cambien pronto las condiciones en el entorno y que se presenten nuevas oportunidades o riesgos?
Como se observa, no son preguntas complejas pero sí nos obligan a analizar dónde estamos parados y quiénes son aliados de nuestros objetivos. Es posible que encontremos puntos de apoyo que no veíamos o que ni siquiera habíamos considerado.
Al resolver estas preguntas es importante tener la mente abierta a opciones y pensar más allá de lo obvio.
¿Dónde agregamos valor realmente?
Otro paso en la estrategia para la incidencia es un análisis exhaustivo de nosotres como organización. Las preguntas clave aquí son:
- ¿Alguien puede hacer mejor el trabajo que estamos haciendo o somos los únicos que podemos lograr ese cambio?
- ¿Por qué somos los que tenemos más experiencia en el tema o por qué nuestras estrategias nos han demostrado que podemos tener logros significativos?
La complejidad de estas preguntas radica en la capacidad que necesitamos para ser objetivos respecto de nuestras capacidades y posibilidades. Es común que el primer paso sea creer que somos los únicos que podemos lograr el objetivo planteado. La realidad puede ser que necesitamos aliarnos con otros actores de sociedad civil u otros actores para ser más fuertes y lograr aquello que buscamos de una forma más eficiente y efectiva.
Hacer un buen autodiagnóstico de nuestras capacidades y recursos
El último paso de una estrategia para la incidencia es analizar si los recursos con que contamos son suficientes para alcanzar nuestros objetivos. Aquí es importante considerar los recursos financieros, humanos y de tiempo.
Esto nos permitirá fijarnos metas realistas e identificar las necesidades que tenemos para cubrirlas. Por ejemplo, este análisis nos puede mostrar la necesidad de capacitarnos en ciertas estrategias o temas. La necesidad de contar con más recursos para financiar las actividades que nos hemos planteado.
Este aspecto puede representar serios retos. Podríamos darnos cuenta de que nos falta mucho para lograr nuestras metas. Sin embargo, es un paso clave para entender dónde están nuestros puntos débiles y crear una estrategia para fortalecerlos. También nos permite detectar nuestras ventajas para sacarles provecho de la mejor manera.
Como se puede ver, una estrategia para la incidencia es un aspecto relevante del trabajo de una organización de la sociedad civil. Para COMETA, una planeación estratégica de los objetivos de incidencia debe tomarse muy en serio, pues involucra la búsqueda colectiva de cambios normativos para asegurar derechos.
Recuerda que en COMETA podemos ayudarte en este proceso: tomarnos el tiempo para pensar y definir una estrategia para la incidencia en conjunto puede ser una forma de las más potentes para encontrar los caminos que nos llevarán a dejar la huella que buscamos.Acércate a nosotras y hablemos de las formas en que podemos reimaginar el trabajo que haces para definir juntas un proceso para facilitar el logro de tus objetivos relacionados con tu Teoría de Cambio.