Las organizaciones de la sociedad civil tenemos un papel crucial en la construcción de un mundo más justo y equitativo. Pero, ¿cómo podemos medir nuestro impacto y asegurarnos de que estamos logrando nuestros objetivos de manera efectiva? La respuesta radica en el uso de indicadores clave.
¿Has escuchado hablar sobre los indicadores clave o estratégicos? ¿Sabes para qué sirven? ¿Qué evalúan? ¿A quiénes sí les sirve y a quiénes no?
¿Qué son los indicadores clave?
Los indicadores son instrumentos para el monitoreo de los avances, de los objetivos o de los cambios que buscamos las organizaciones con nuestro trabajo. Su finalidad es mostrar en qué medida estamos alcanzando las metas que nos proponemos, sean éstas de incidencia o internas.
La RAE define “indicador” como algo que “indica o sirve para indicar” y define “indicar” cómo “mostrar o significar algo con indicios y señales”.
Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), un “indicador” es: “una herramienta cuantitativa o cualitativa que muestra indicios o señales de una situación, actividad o resultado. Es un instrumento que provee evidencia de una determinada condición o el logro de ciertos resultados”.
Cada indicador nos brinda información relevante y única respecto a algo: una señal que debe ser interpretada de una única manera, dado que tiene un solo objetivo. Los indicadores tienen un objetivo concreto y, dado que éste es único, la información relacionada con el indicador es única.
¿Por qué son importantes los indicadores clave?
Los indicadores clave son herramientas fundamentales para evaluar nuestro éxito, ya que nos ayudan a medir el progreso hacia los objetivos establecidos y nos proporcionan información valiosa para la toma de decisiones.
Además, son una forma efectiva de comunicar el impacto de nuestra organización a nuestros donantes, a nuestros colaboradores y a la comunidad en general. Los indicadores son importantes, porque:
- Miden el progreso hacia objetivos y metas establecidos: Sin ellos, sería difícil determinar si los objetivos o proyectos de nuestra organización avanzan en la dirección correcta;
- Permiten tomar decisiones con base en evidencia: Esto es esencial, porque los indicadores nos dan información certera para identificar áreas de mejora, asignar recursos de manera efectiva y corregir el rumbo, si es necesario.
- Contribuyen a la rendición de cuentas: Los indicadores clave nos permiten ser transparentes y responsables ante nuestros donantes, ante nuestros colaboradores y ante la comunidad en general. Al mostrar resultados tangibles, demostramos el compromiso con los objetivos y la eficacia de los esfuerzos.
- Hacen más eficiente el uso de recursos: Al medir el rendimiento a través de indicadores clave, las organizaciones podemos identificar áreas que requieren inversión adicional y aquellas que pueden necesitar una revisión o redirección.
- ¡Nos motivan! Ver y medir el avance de nuestro trabajo puede motivarnos, pues hace tangible el resultado de nuestro esfuerzo diario. Saber que nuestro trabajo individual contribuye al logro de metas colectivas puede aumentar nuestra satisfacción profesional y el compromiso que tenemos con la agenda de nuestra organización.
¿Cómo se construye un indicador clave?
El indicador no es sólo un número o un dato. Por ejemplo, si reportamos a nuestro donante que nuestro indicador son “10 talleres impartidos”, este dato no es realmente un indicador, porque:
- Los indicadores necesariamente deben representar la relación entre dos o más variables;
- Un número necesita un contexto, que puede ser de geografía o de tiempo;
Sin un punto de comparación es difícil establecer logros. Entonces, siguiendo nuestro ejemplo, un mejor indicador sería “este año impartimos cinco talleres más que el pasado”.
Ámbitos y tipos de indicadores clave
¿Qué indicador es el adecuado para mi organización? La respuesta depende de qué es lo que quiero saber:
- ¿Me interesa conocer cómo me acerco a mis objetivos?
- ¿Me interesa saber cómo estoy haciendo mi trabajo?
En la primera pregunta, lo relevante es medir el grado de cumplimiento de mis metas; quiero saber qué tan bueno soy para hacer lo que hago, por tanto, necesito construir indicadores de eficacia (o de resultados).
En la segunda pregunta, lo relevante es saber qué tan bueno soy para hacer mis actividades o para usar mis recursos, por tanto, necesito construir indicadores de eficiencia (o de proceso).
¿Puedo construir ambos tipos de indicadores? ¡Por supuesto! Lo importante es tener claro para qué sirve cada uno y no esperar que un indicador de eficiencia me diga si estoy logrando mis objetivos.
Otras consideraciones para construir indicadores clave
1) No hay que dejarse llevar por la “fiebre de la medición”, porque no, los indicadores no son la solución a todos los problemas. Un indicador funcionará siempre y cuando le hagas la pregunta correcta. Es decir, tienes que saber qué quieres medir, por qué es relevante que midas eso y qué te está diciendo esa medición.
2) La reflexión de qué indicadores diseñar no es una discusión sólo técnica. También es una discusión política que responde a lo que tú quieres dar a conocer del trabajo de tu organización. Además, responde también a lo que tú quieres aprender de tu propio trabajo: el indicador te va a ayudar a ver qué te está funcionando y qué no; te va a ayudar a decidir qué tienes que cambiar para lograr los resultados que esperas
3) El mejor indicador es el que puedes construir, no el que quieres construir. Es decir, tienes que saber con qué información cuentas para generarlo. En caso de que no cuentes con esa información, tienes que preguntarte: ¿cuánto tiempo te va a tomar obtener esta información?, ¿quién la va a generar?, ¿quién la va a procesar? En la construcción de indicadores vale mucho más la calidad que la cantidad.
4) Lo más importante es que nunca olvides que los indicadores no son un fin en sí mismo, son una herramienta que te tiene que ayudar a conocer mejor y a aprender de tu trabajo.
Para dejar la huella que realmente quieres marcar, es importante contar con herramientas como los indicadores clave: no solo te permiten definir y medir el progreso hacia los objetivos que has planteado, sino que, además, son una excelente ayuda para repensar si las decisiones que tomaste han sido las mejores y reimaginar —con base en información clara y transparente— qué otras decisiones debes tomar.