Cuando pensamos en sistematización de experiencias, no siempre la asociamos con construcción de conocimiento. A menudo, se percibe como una herramienta que solamente sirve para documentar, ordenar información y recopilar hechos de manera organizada.
En ese sentido, la documentación de información se relaciona con la recopilación de datos y registros oficiales que acreditan hechos. Sin embargo, para las organizaciones de la sociedad civil, las experiencias propias son una fuente invaluable y permanente de conocimiento. Por ello, la sistematización de experiencias se convierte en una herramienta clave para transformar nuestras prácticas de manera continua.
Amalinalli Martínez Paredes, Consultora Junior. Linkedin Profile.
¿Por qué la sistematización de experiencias es de utilidad para las organizaciones civiles?
La sistematización de experiencias como construcción de conocimiento es mucho más que una forma de documentar; implica reflexionar desde la práctica, sobre la práctica y en función de ella. Esto permite generar conocimientos basados en la realidad propia, transformando la experiencia en un valor agregado que nos guía hacia acciones más efectivas y transformadoras.
Aunque la documentación es una práctica esencial para registrar acciones e impactos. En el contexto donde operamos las organizaciones de la sociedad civil, la sistematización de experiencias va un paso más allá. Su aporte radica en integrar una reflexión crítica que invita a cuestionar procesos, adaptarlos y mejorar la práctica con base en el análisis de la experiencia acumulada.
Esta construcción de conocimiento ayuda a identificar aciertos, retos y las condiciones de las prácticas cotidianas, creando oportunidades que fortalecen las estrategias de incidencia y aumentan su impacto.
La sistematización de experiencias es especialmente relevante, porque nuestras actividades cotidianas generan un conocimiento práctico invaluable para nuestras propias organizaciones. Del mismo modo, para otras que están experimentando procesos o retos similares a los nuestros.
Este conocimiento nos permite interpretar la realidad de forma cercana y constante, identificando problemas, recursos y áreas de oportunidad. Por ello, la sistematización de experiencias se convierte en una herramienta clave para fortalecer nuestros procesos y estrategias.
Además, la sistematización de experiencias fomenta el intercambio de conocimientos, transformándolo en un componente estratégico y fundamental, especialmente cuando se realiza desde una perspectiva de aprendizaje.
En contextos hostiles o cada vez más restrictivos para las organizaciones de la sociedad civil, estas herramientas cobran aún más importancia. Conocer nuestros aciertos y errores, pero también el de otras organizaciones nos permite diseñar estrategias más sólidas para enfrentar los retos del entorno.
¿Qué debemos tomar en cuenta para sistematizar experiencias como construcción de conocimiento?
Reconocemos que la sistematización de experiencias es una herramienta valiosa para las organizaciones de la sociedad civil. Pero también sabemos que dedicar tiempo a este proceso puede ser un reto en medio de las actividades cotidianas. Por eso, es importante entenderla como una herramienta de aprendizaje institucional.
En primer lugar, debemos definir el propósito de sistematizar una experiencia en específico. Es decir, para qué queremos sistematizar:
- ¿Queremos generar una memoria institucional, porque estamos celebrando un hito o aniversario?
- ¿Queremos sistematizar esa experiencia, porque tuvimos éxito y, entonces, podemos replicarla?
- ¿Queremos hacerlo, porque fracasamos y no queremos repetirlo?
- ¿Queremos compartir nuestros aprendizajes sobre determinada experiencia, porque puede ser útil para otras organizaciones?
Los resultados de la sistematización de experiencias son sumamente útiles para las organizaciones. Pueden convertirse en herramientas de uso frecuente, en recursos que difundan su trayectoria o incluso en materiales didácticos. Al sistematizar, también es posible identificar aprendizajes derivados de los objetivos no cumplidos o fracasos, convirtiéndolos en recursos didácticos que resultan útiles para mejorar y avanzar.
Una vez que tenemos claros los objetivos de nuestra sistematización de experiencias, podemos definir la metodología que necesitaremos para hacerlo. De igual manera, el producto que resultará para cumplir con el propósito de la sistematización, por ejemplo:
- Memorias de aniversario
- Cajas de herramientas
- Micrositios
- Guías o manuales
Los procesos de aprendizaje, como la sistematización de experiencias, son herramientas clave que contribuyen al fortalecimiento de nuestras organizaciones, pues nos ayudan a conservar una memoria histórica sobre nuestro trabajo, nos permiten reflexionar sobre nuestros aciertos y nos permiten aprender de nuestros errores. Además, compartir nuestra experiencia puede ser útil para otras organizaciones que enfrentan retos parecidos a los nuestros.
Si ya estás pensando que tienes una experiencia que deben sistematizar en tu organización, no dudes en contactarnos.