¿Sabes en qué momento debemos preocuparnos por hacer una evaluación de impacto? Para COMETA, el mejor momento es cuando las organizaciones de la sociedad civil queremos entender con mayor detalle los cambios que hemos logrado. Contar con evidencia que nos permita mostrar tanto a interlocutores como a nuestros donantes los resultados alcanzados. Compartir los avances con nuestros interlocutores y con el público al que le estamos haciendo un cambio significativo en su vida.
Cuando tenemos esta meta, lo primero que pasa por nuestra mente es solicitar que nos hagan una evaluación por resultados o de impacto.
¿Qué quiere decir eso de “medir el impacto”?
Comúnmente, creemos que una evaluación de impacto nos puede dar evidencia contundente para asegurar que algo pasó gracias a nuestra intervención. Es decir, que el cambio esperado se logró gracias a que cumplimos cabalmente con nuestros planes y estrategias.
Sin embargo, esto es muy difícil de probar, porque en realidad actuamos en un entorno donde interactúan muchos factores que pueden contribuir al cambio y que no están necesariamente relacionados con nuestro trabajo.
Identificar nuestra contribución específica al cambio no es una tarea imposible. Pero sí supone metodologías de evaluación que aíslen todos esos factores que pueden contribuir al resultado para que podamos tener evidencia específica sobre nuestra contribución.
Esto puede ser oneroso en términos de tiempo y recursos, porque requerimos reunir información con la que no necesariamente contamos. También necesitamos conocimientos especializados en evaluación. Por eso lo que generalmente hacemos en sociedad civil son evaluaciones de resultados. La diferencia es que estas evaluaciones se centran en nuestros resultados a partir de nuestra Teoría del Cambio y no en el impacto “real” que logramos.
Lo más probable es que no podamos hacer una evaluación de impacto real. Sin embargo, esto no debe desanimarnos ya que siempre es posible hacer una evaluación que se centre en nuestros resultados, aunque eso no nos permita asegurar que los cambios se debieron enteramente a nuestras intervenciones.
¿Qué podemos esperar de una evaluación de resultados?
La evaluación que hagamos sobre nuestro trabajo es muy importante, porque no ayuda a analizar:
- Si hemos logrado nuestros objetivos;
- Cuáles han sido las estrategias y actividades que nos han resultado más útiles;
- Cómo hemos utilizado los recursos con los que contamos.
Además de la evidencia que nos puede ofrecer una evaluación, sus resultados son una herramienta muy útil de aprendizaje y nos permiten documentar nuestras experiencias. Si vamos más allá y hacemos evaluaciones de resultados de forma periódica tendremos información y evidencia histórica para probar la efectividad y eficiencia de nuestro trabajo.
¿Cómo se debe hacer una evaluación?
Es importante asegurar que las evaluaciones que hagamos o solicitemos tengan solidez metodológica y que realmente nos den información valiosa sobre nuestro trabajo.
Preguntas clave
Lo primero en el proceso de evaluación de impacto es identificar claramente esas preguntas clave que queremos saber. Por ejemplo:
- ¿Nos estamos acercando a nuestros objetivos institucionales?
- ¿Qué logros concretos hemos tenido que estén vinculados con esos objetivos?
- ¿Cuáles de las estrategias o actividades explican que hayamos logrado esos resultados?
- ¿Qué acciones o estrategias dejamos de hacer?
- ¿Eso afectó nuestros resultados?
- ¿Qué recursos hemos utilizado para llevar a cabo esas estrategias y actividades?
El diseño de la metodología
El proceso de evaluación debe ser claro, dejar expectativas bien fundamentadas y explicar:
- Qué herramientas de investigación utilizaremos para reunir la información que necesitamos;
- Cuáles serán las fuentes primarias y secundarias de esa investigación;
- Cuáles serán los métodos de recolección, sistematización y análisis de la información;
- Cuáles son las limitaciones de la evaluación;
- Cuándo tendremos los resultados de la evaluación.
Es importante ser estratégico
La evaluación de resultados debe plantear objetivos realistas y estar diseñada con base en la disponibilidad de la información, así como en nuestras propias capacidades y recursos.
De nada sirve diseñar una evaluación exhaustiva, si va a ser difícil recopilar información suficiente o si va a resultar onerosa en términos de tiempo. Una evaluación muy compleja nos puede distraer de las actividades clave que tenemos que hacer en el día a día y perder de vista el objetivo de la evaluación.
Es mucho mejor plantearse pocas preguntas de investigación, pero que realmente nos den información valiosa sobre lo que queremos saber. Lo más importante de los procesos de evaluación es que los resultados que obtengamos sean sólidos. De esta forma, nos darán información de calidad para que podamos mejorar nuestras estrategias y actividades. Con eso, podemos plantearnos objetivos estratégicos que se reflejen en una mejora en nuestro trabajo para avanzar hacia nuestra misión institucional.
Reflexión COMETA
Caminar hacia los objetivos que nos planteamos como organización debe ser un proceso en el que, además de planear la ruta a seguir, hagamos una pausa para evaluar cómo ha sido el camino recorrido para así compartir con todos los actores involucrados nuestro progreso y también para continuar avanzando con más confianza.
Por todo esto, esta herramienta nos ofrece una excelente oportunidad para repensar nuestras estrategias y reimaginar cómo lograr el impacto que queremos marcar.
¿Ustedes ya evalúan el impacto de su trabajo? ¿Qué tan frecuentemente hacen evaluaciones por resultados? ¿Tienen realmente claro cómo medir los resultados? Recuerda que en COMETA podemos ayudarles con este proceso.